domingo, 1 de abril de 2007

La señora candidata

Cartel donde alguna vez estuvo Zulma. Hoy, Peter Pan.

Es una injusticia que alguien que tiene tan claro
a quién votar, recién pueda empadronarse
dentro de 15 años.


A Zulma Faiad le taparon la boca y Ramiro se puso como loco. Pero empecemos desde el principio: Ramiro es un nene muy dado; ya de bebé saludaba agitando la manito a quienes conocía, a quienes no conocía y a quienes estaba por conocer. Ha demostrado cierta predilección por determinados gremios, empezando por los encargados de edificios. El nuestro, un señor muy simpático, de bigote y de nombre Domingo, siempre lo tuvo loco. Desde chiquito apenas lo veía, le pedía upa y en el acto me desconocía como madre. Otro de sus favoritos es el diariero. Apenas atravesamos la puerta de calle quedamos enfrentados con el encargado del puesto de revistas, y no sé si será este encontronazo constante o qué, pero a Ramiro le fascina saludarlo cada vez que lo ve, así salgamos y entremos 15 veces en el día. Pero en su afán de saludar, Ramiro también traba relación con la publicidad estática. Y aquí es donde entra a tallar la señora Faiad. En el marco de la campaña electoral de la que fue partícipe la ex vedette en el año 2005, un buen día apareció a metros de la puerta de nuestro edificio un cartel con su foto, su número de lista y un eslogan que obviamente no retuve. Para Ramiro, fue amor a primera vista. En su nutrida ronda de saludos ya nunca más faltó el ademán hacia la señora Zulma, toda vestida de blanco y maquillada con sombra verde, sobre un fondo también verde, supongo que por lo de la lechuguita, o por el color de la esperanza, o porque dicen que el verde descansa la vista.
Lo cierto es que, si hubiera podido votar, no me cabe la menor duda de que Ramiro lo habría hecho por Zulma Faiad. Ya de lejos, apenas divisaba el cartel verde, iniciaba en su carrito el ritual de agitar el brazo emitiendo sonidos incomprensibles pero que dejaban traslucir un apoyo incondicional a sus propuestas legislativas. Qué fue lo que enloqueció a mi hijo de la señora candidata, es algo que todavía me intriga. Quizá le hiciera acordar a alguien, ciertamente no a sus abuelas porque ninguna de las dos se parece un ápice a Zulma Faiad. Acaso fuera su postura: en la imagen, la ex vedette no daba puntada sin hilo, y pese a su discreto trajecito sastre color crema cerrado hasta el cuello, era notorio que intentaba sacar pecho como en sus mejores épocas de la revista. Pero en este punto es donde aumenta mi curiosidad: después de que Ramiro dejó la teta absolutamente por su cuenta, a los siete meses y medio, yo solía repetir que, según mi impresión, él nunca había sido un “enamorado de la teta”. Succionaba como un condenado, pero nunca me pareció particularmente atraído por el envase, sino pura y exclusivamente por el contenido. Cuando dejó la teta, nunca, jamás, la volvió a reclamar. Por esta razón, que la artista-candidata lo haya atraído ensalzando su delantera me provoca una mezcla de celos e incredulidad.
Un día, la señora Zulma amaneció con la boca tapada: algún partidario de Fernando Vaca Narvaja, con un presupuesto evidentemente menor y cierta falta de sensibilidad, había estampado una pequeña calcomanía de su candidato sobre los labios de la ex modelo. Esto desconcertó a Ramiro, que cuando salió a saludarla esbozó una mueca de extrañeza. Y a partir de ahí, todo fue barranca abajo. Cualquier listita de poca monta se creyó con derecho a cercenar la imagen de la candidata favorita de Ramiro, llegando a cubrir incluso el verde esperanza del fondo. Hasta el fatídico día en que, directamente, el cartel de la campaña electoral fue retirado y apareció en su lugar, límpida y nuevita, la publicidad de un jugo en polvo light. Con una señorita por demás raquítica, en especial si vamos a comparar con el pulposo físico de la señora Zulma. En lo que a Ramiro respecta, la nueva señorita le provocó lo mismo que un árbol de tilo.

1 comentario:

Nacho dijo...

...emitiendo sonidos incomprensibles pero que dejaban traslucir un apoyo incondicional a sus propuestas legislativas.

AUuajuAJUjauJAUjauJAU me fascina tu forma de escribir.